El gran desafío: Los Microplásticos
El cambio climático es una realidad que no se puede ignorar a día de hoy, y sin lugar a dudas el gran desafío son los microplásticos.
Los microplásticos son plásticos que miden cinco milímetros o menos y se forman cuando piezas de plástico más grande se desintegran en piezas más pequeñas. Debido a su pequeño tamaño, el problema puede verse como secundario al problema “mayor” de las bolsas de plástico, pero no hay forma de escapar.
Las microperlas, que se encuentran en exfoliantes, geles, pasta de dientes y otros productos de cuidado personal, son una forma particularmente peligrosa de microplásticos. El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido estima que se cree que solo una ducha envía 100.000 microperlas por el desagüe y al océano, causando graves daños a la vida marina.
Microplásticos y vida marina
Se estima que 8 millones de toneladas de plástico llegan a nuestros océanos cada año, y se han encontrado microplásticos en los estómagos desde anchoas hasta ballenas. Estas cantidades indecente nos muestran al gran desafío de microplasticos al que nos enfrentamos.
Debido a la relativa falta de investigación sobre el tema, los efectos de los microplásticos en los humanos y el medio ambiente solo se comprenderán completamente en los próximos años. Dado que los microplásticos son ingeridos por animales marinos que luego son consumidos por los humanos. La existencia y el impacto de los microplásticos en la cadena alimentaria, y su daño a nuestra salud, está atrayendo lentamente la atención del público.
Estudios en el Golfo de Tailandia encontraron que el 67 por ciento de los peces capturados tenían microplásticos en el estómago. Investigadores independientes en Tailandia también han encontrado microplásticos en ostras y otros invertebrados. En Indonesia, un estudio de 2018 encontró que hasta el 89 por ciento de las anchoas pescadas en aguas indonesias habían sido contaminadas por microplásticos.
Un problema que se debe abordar
Los ocho millones de toneladas de plástico que llegan a nuestros océanos cada año equivalen a arrojar un camión de basura al mar cada minuto.
Si no se toman medidas, se espera que esta cantidad aumente a dos camiones de basura por minuto para 2030 y cuatro para 2050. El problema debe abordarse en la fuente: empresas que continúan produciendo plástico no reciclable de un solo uso para sus envases. El público debe repensar sus patrones de consumo y los legisladores deben trabajar en políticas para alentar las 3R (reducir, reutilizar y reciclar) y la implementación de una economía circular.
Aunque se han tomado medidas concretas para detener el plástico de un solo uso, se debería considerar la creación de una legislación para frenar los microplásticos. En junio de 2018, el Reino Unido prohibió la venta de productos que contienen microperlas, lo que impide que los minoristas de Inglaterra y Escocia vendan cosméticos que se enjuagan y productos de cuidado personal que las contengan.
Las revisiones de diseño de productos para el hogar como cosméticos, detergentes y pinturas serán clave para combatir el flagelo de los microplásticos. Existen muchos sustitutos naturales que pueden usarse en lugar de microperlas como perlas de jojoba, avena molida y café.
Los productos utilizados en la construcción, la agricultura, los fertilizantes y los combustibles fósiles también deberán refinarse para eliminar los microplásticos.
El sudeste asiático es uno de los mayores usuarios de plásticos del mundo. Si la región no aborda el problema de los microplásticos, privaremos a nuestras generaciones futuras de un medio ambiente limpio y sostenible.
Es el momento de unirnos como sociedad y hacer frente al gran desafio de los microplásticos.
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